Señal Memoria

Señal Memoria nació en 2013 con el fin de restaurar, conservar, digitalizar y catalogar 75 años de radio y 61 de televisión. La iniciativa, formulada por RTVC, se desarrolló para que cualquier persona pueda acceder a los archivos, entre los que se encuentran las primeras transmisiones televisivas del Gustavo Rojas Pinilla y programas memorables de la segunda mitad del siglo XX. Hoy, desde su página web, Señal Memoria ya ha puesto al alcance de quienquiera los primeros adelantos de un trabajo que ha consistido en resanar los distintos soportes audiovisuales, como los discos duros, el VHS, la radio de carrete abierto y la cinta de pulgada. Magnifica labor, entra a la página web de Señal Colombia y disfruta de un pedazo de historia audiovisual colombiana.

El proceso de paz necesita a Alvaro Uribe

Álvaro Uribe Vélez ex presidente de la republica y actual senador por el Centro Democrático sigue teniendo una gran influencia en la política colombiana y puede ser una figura de vital importancia para que el proceso de paz del Gobierno de Santos con la paz tenga éxito o por el contrario fracase nuevamente. No se puede afirmar rotundamente que la no participación del Uribismo en el proceso de paz conduzca a este al fracaso, pero lo que creo es incuestionable es que su adhesión al proceso, así sea de forma critica y cuestionando las sombras que en el puedan existir, relanzaría el final de la guerra de forma imparable. Su imagen siempre ha sido muy controvertida con acusaciones gravísimas hacia su persona (paramilitarismo, narcotráfico) desde distintos ámbitos sociales y políticos, pero resulta incuestionable decir que tiene un legado importante de su paso por la presidencia y sigue contando con un gran apoyo popular incluso en los estratos más bajos de la sociedad. Tiene en su mano al menos una de las llaves que abren el camino hacía la paz y hacía una cohesión social y política en el país.

Desde el comienzo de ese proceso, Uribe ha sido su más férreo opositor y constantemente ha criticado varios aspectos del mismo, como por ejemplo la manera en que serían juzgados los jefes guerrilleros, luego de la consecución de un acuerdo en esta materia.

También ha cuestionado los cinco ceses del fuego unilaterales que han declarado las Farc, los cuales, para él, no han sido más que “engaños” a la opinión pública.

Pero cabría destacar por otro lado que Álvaro Uribe siempre ha mostrado respeto por el negociador gubernamental Humberto De La Calle y no sería descartable que tarde o temprano se suba al tren de la paz.

Me consta que muchos colombianos le esperan dentro del proceso y sus detractores también saben que sin él la solidez del mismo no es igual; todavía estamos lejos de ese punto de encuentro pero creo que un político de la altura de Álvaro Uribe difícilmente puede finalmente quedarse al margen de acontecimientos de la trascendencia como los que van a afectar a su país próximamente.

Falsas promesas electorales

Gobernar no es tarea fácil. Si el común de los mortales huye como de la peste de la presidencia de su comunidad de vecinos, imagínense la losa que supone dirigir los designios de toda una nación.

El «príncipe», como escribía Maquiavelo en pleno Renacimiento, «debe conservar al pueblo como amigo cuando es elegido con el favor popular», lo cual resulta casi una quimera ya que «no hay nada más difícil de emprender, ni más dudoso de hacer triunfar, ni más peligroso de administrar que la elaboración de nuevas leyes».

Por eso, muchos de nuestros mandatarios consideran que engañar al personal «en aras del bien común», nebuloso concepto por el que se cometen toda clase de tropelías, está justificado. Puede que la mentira y la política fueran de la mano hasta el pasado siglo, pero en plena era de Internet, con las redes sociales echando humo, resulta imposible hacernos tragar según qué farsas

En Colombia en la década de los sesenta el candidato Gabriel Goyeneche prometió pavimentar el rio Magdalena para abrir una nueva vía a la costa…..

Ahora que entramos en periodo electoral -tanto en Colombia, con las inminentes locales del 30 de octubre, como en España, con las legislativas del 20 de noviembre- conviene que quienes concurren a las urnas tengan muy en cuenta lo ocurrido en Islandia. Allí, en la gélida isla polar, paradigma hasta hace bien poco del superdesarrollo «social», su exprimer ministro, el conservador Geir H. Haarde, podría enfrentarse a una pena de dos años de cárcel por haber falseado la gravedad de la crisis que derivó en el colapso bancario del país en octubre de 2008, en la nacionalización de los principales bancos y en el humillante rescate del FMI.

Su negligente actuación frente a las advertencias extremas de todas las instancias económicas multilaterales ha forzado al Parlamento islandés a ordenar el histórico proceso en su contra. Por su culpa, y la de algunos banqueros sin escrúpulos ahora enjaulados, los islandeses padecen un severo «corralito» a la argentina que les impide disfrutar con libertad de sus ahorros, una subida de impuestos extra y una deuda de 4.000 millones de euros con entidades bancarias del Reino Unido y Holanda que los islandeses se niegan a devolver -lo aprobaron en un referéndum el pasado mes de abril- a la espera de que alguien se haga responsable del desaguisado.

El asunto me recuerda que mi «querido» presidente Zapatero logró una raspada reelección asegurando -en los albores de la crisis- que España no iba a verse afectada por la tormenta financiera global.

Hubo quien quiso creerle, pese a que la mayoría estaba convencida de que era imposible que fuéramos inmunes.

Por mentiroso o inútil, teniendo en cuenta que fue incapaz de calibrar la magnitud del seísmo económico que padecemos a este lado del charco a pesar de disponer de toda la información, debería correr la misma suerte que su colega Haarde. Y con ellos, todos aquellos políticos que nos prometen el oro y el moro en campaña a sabiendas de que nunca podrán cumplirlo. Si la publicidad engañosa está penada por ley, la propaganda electoral falaz no debería quedar impune.

Así, nadie se atrevería a prometernos alegremente 3,5 millones de nuevos empleos, como ha hecho días atrás un líder del conservador PP. Eso o que al menos incorporen en los prospectos electorales unas leyendas de advertencia. Quizá una taurina «si el tiempo no lo impide», cuando se nos ofrezcan rebajas de impuestos, o una farmacológica «el abuso continuado de propaganda puede provocar malentendidos», cuando se auguren obras faraónicas que se quedan en humo. De lo contrario, nos veremos obligados a construir celdas para los mentirosos. Por muy políticos que sean.

Plan piloto para destruir minas antipersona (Gobierno-FARC)

Si la inédita experiencia de desactivar minas con ayuda de las Farc es exitosa, como se espera, para diciembre los campesinos de Antioquia y Meta podrán volver a pisar firme por caminos que hoy son como bombas a la espera de que alguien dé un paso para explotar.

Este es el alcance del plan piloto que arranca ya en territorio del norte antioqueño, como parte del desescalamiento humanitario de la guerra pactado en La Habana por el Gobierno y el grupo armado. El sitio exacto, que según supo EL TIEMPO podría ser en Briceño o Ituango, será secreto por lo menos hasta cuando se tenga listo el estudio sobre los puntos peligrosos. Es decir, el diagnóstico que hacen juntos las comunidades, el Gobierno y las Farc, con la coordinación de Acción Popular Noruega (APN), la organización elegida por la mesa de paz.

La idea es impedir interferencias en la zona –incluidas las de periodistas– que puedan entorpecer la creación de confianza entre los campesinos, los guerrilleros y los militares. Lo mismo ocurrirá en el Meta, en Vista Hermosa o La Julia, inicialmente.

Este es el comienzo, pero la meta final a partir del acuerdo de desminado entre el Gobierno y las Farc son 20 municipios de 10 departamentos en los que solo hay presencia de esta guerrilla. Como es obvio, todavía es impensable entrar a los lugares que las Farc comparten o se disputan con el Eln y las bandas criminales.

Tarazá, en Antioquia, es uno de los dilemas para este plan piloto, pues aunque es de alto riesgo para los campesinos, EL TIEMPO constató en un recorrido que la banda de los Úsuga –llamada antes ‘Urabeños– tiene zonas minadas para impedir el acceso a los cultivos de hoja de coca que tiene en ese municipio, donde también las Farc y el Eln controlan parte de las 380 hectáreas de cultivos ilegales que hay allí.

La primera prueba

Más allá de ser el primer escenario del desminado humanitario, Antioquia y Meta –que concentran cerca del 40 por ciento del total de víctimas de minas desde 1990 – serán el experimento del grado de cooperación que enemigos históricos, militares y guerrilleros, pueden lograr para la futura tarea de la paz.

Para empezar, liberar de explosivos otros puntos de los 203 municipios en los que, según el sistema de alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo, hay alguna presencia de las Farc. (Lea: ‘Ir con guerrilleros no será fácil, pero vale la pena’)

Lo dice claro el general (r.) Óscar Naranjo, quien con el general (r.) Rafael Colón encabeza la comisión del Gobierno que trabaja el tema con la guerrilla: “Este plan piloto es, sobre todo, una medida de creación de confianza con las Farc”.

Tres guerrilleros irán con los militares a cada punto donde se ubicarán y destruirán minas. En principio, de los que están en terreno, y de ser necesario por el conocimiento de los explosivos instalados, algunos podrían salir de la cárcel.

Es más, que militares y guerrilleros vayan a terreno juntos para identificar zonas con minas –las Farc no participan en la destrucción–, es también la primera prueba para cuando llegue la hora de la concentración de tropas y el cese bilateral del fuego.

El general Colón define gráficamente lo que viene. “Vamos es estar desayunando con las Farc, almorzando con las Farc, caminando con las Farc, hasta que exista confianza y podamos demostrarnos que con la buena voluntad de la guerrilla y la experiencia nuestra podemos hacer un trabajo conjunto. El mayor desafío es trabajar juntos para doblar la página del conflicto”, dice. (Lea: El explosivista de las Farc que sembró 300 minas)

En Antioquia y en el Meta el plan de desminado comienza con la llegada de uno de los jefes de las Farc en La Habana, que explicará a los guerrilleros el trabajo que harán con el Ejército y los campesinos.

Cultivos ilícitos, otra prueba

Esta primera experiencia dirá también si las Farc llevarán a los militares hasta los sitios donde hay cultivos ilícitos. Al menos el 60 por ciento de los sitios minados en el país coinciden con la presencia de sembrados de hoja de coca, ya sea dentro de ellos o en su periferia. Antioquia y Meta no son la excepción.

De hecho, el desminado humanitario –que se hace para recuperar la vida de los campesinos– debería llevar a la destrucción de los explosivos que ‘protegen’ cultivos ilícitos, pues un paso futuro, según la negociación de La Habana, es la erradicación de los sembrados ilegales.

Si los militares y los guerrilleros de este plan piloto logran la confianza que requiere un proceso de paz y el Gobierno y las Farc avanzan hasta la firma de un acuerdo final, a partir de ahí el plan del Ministerio de Defensa es pasar de 1.000 a 10.000 militares para liberar de explosivos al país de aquí al 2021. A ellos podrían unirse los exguerrilleros.

Ya hoy, algunos desmovilizados del Programa Presidencial para la Reintegración (ACR) ayudan en la destrucción de minas. (Lea también: Generales Naranjo y Colón quieren probar que se puede pasar la página)

Los municipios con explosivos son 650, pero 102 son la prioridad por el efecto sobre la vida de los campesinos. Y si el Eln entra en un proceso de paz, quedaría por resolver el problema de las bandas criminales para ir con éxito hacia una Colombia sin explosivos donde los campesinos puedan volver a sembrar, volver a caminar. En fin, recuperar la parte de sus vidas hoy perdida por causa de las minas.

Los pasos en cada zona

1. Viajan al terreno

Dos funcionarios de Acción Popular Noruega (APN), organización que coordina la operación, 36 miembros del Batallón de Desminado Humanitario, 3 guerrilleros y funcionarios del Gobierno encabezados por el general Rafael Colón. El CICR estará en los alrededores.

2. Primera tarea

En la primera semana hacen el estudio no técnico de los puntos minados. Acción Popular Noruega recoge información con las comunidades y, al tiempo, los delegados del Gobierno, los 3 guerrilleros y los miembros del Batallón de Desminado trabajan en la ubicación de sitios con explosivos.

3. La hora de los desminadores

Cuando tengan el panorama de los sitios infectados los miembros del Batallón de Desminado los marcan y comienzan a destruir los explosivos. Los guerrilleros y los funcionarios del Gobierno se quedan en otro punto esperando.

4. Verificación y reconstrucción

Liberado el terreno, el Batallón de Desminado informa y APN y el Gobierno definen cómo se hace la verificación. Finalmente, el Gobierno reconstruye escuelas, canchas y otros sitios que quedaron abandonados por el miedo a las minas.

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