La movilidad urbana, sobre todo el transporte publico es cada vez una preocupación de mayor calado entre las personas que habitamos las ciudades (casi todas las personas que conozco que alaban las virtudes del metro y el transporte publico o son políticos o son gente que nunca los utiliza), la precariedad laboral es quizás la número uno en la lista a nivel mundial: la reforma laboral del gobierno Rajoy parece tener los días contados en España (ley hecha por otra parte a la medida de cuatreros y empresarios de medio pelo), el precio de la vivienda nueva y de alquiler, las subidas de los servicios públicos, el coste de la canasta familiar donde no existe un equilibrio con los salarios de la mayor parte de las personas (si es que tienen salarios), la salud (¿privada?, ¿universal?), la educación: las elites mundiales van a seguir formándose así hayan nacido en Pekín en Princeton, Harvard, Yale, Berkeley, etc. al resto le queda la Lomce (al menos en España), la inseguridad ciudadana (umm esta parte preocupa un poquito más a la población adinerada). Existen otras preocupaciones de menor intensidad como el cambio climático, la corrupción (salvo cuando nos afecta de cerca), el narcotráfico, la bolsa, la economía global, nuestro equipo de futbol, ideales políticos (??). ¿Los políticos comparten estas mismas preocupaciones que el común de los mortales?…Ya sabemos la respuesta.
También existe una parte de la población interesada en su partido semanal (squash, golf, tenis), el bronceado, los productos de marca, el que dirán, los tipos de interés, el juicio de la infanta, la religión (¿la suya? ¿la de todos?), la fecundación in-vitro, el aborto, el estudio del ADN, las células madre, las editoriales del ABC.
Resulta curioso que poca gente se preocupe por la vida en pareja (o solo), la maternidad, la cultura, el libre pensamiento, la democracia (vaya palabro)….normal con la que cae como para interesarse por semejantes cositas.
Jon Beaskoetxea 